"Las tres muertes de Marisela Escobedo" me inspiró escribir esto

"Las tres muertes de Marisela Escobedo"


Se cumplen poco más de diez años del asesinato de Marisela Escobedo, una mujer que luchó hasta el final para exigir justicia por el feminicidio de su hija. Hace tiempo, Netflix recreó su vida con un documental dirigido por Carlos Pérez-Osorio y con Laura Woldenberg como productora ejecutiva retratando la realidad del feminicidio en México y lo injusto de su impunidad en la mayoría de los casos. Este documental se llama "Las tres muertes de Marisela Escobedo". Su director en su momento, comentó que quería contar “la historia de una mujer admirable, que estaba dispuesta a todo para buscar justicia”. Y estoy segura, que eso es lo que haríamos la mayoría de nosotras si una de nuestras hermanas, primas, amigas, madre, abuelas, etc., llegan a ser asesinadas o desaparecer. Hacerlo todo, gritar hasta que nos escuchen, buscar justicia.



“Se leyeron miles hojas de expedientes, diarios personales de la familia. Queríamos que el espectador pudiera ponerse en los zapatos de Marisela. Ella fue muy vocal, dejo muchas entrevistas, entendía qué era estar con medios, nos dejó un mapa para contar la historia completa”, explicó el director, Pérez Osorio. “Lo que pensamos fue evocar algunos momentos de su historia para que de su propia boca la audiencia pudiera entender el camino, que es muy duro, con la dignidad y la templanza con la que lo transitó”, dijo.

Una década después del asesinato en plena calle, la historia de la familia Escobedo es terriblemente actual. La hija de Marisela, Marisol Rubí Frayre Escobedo, murió de forma violenta en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 2008. Tenía 16 años. El feminicida fue Sergio Rafael Berraza Bocanegra, quien hasta ese momento era su pareja. Harta de que las autoridades no moviesen un dedo, la madre tuvo que convertirse en investigadora. Así, ubicó al asesino en Zacatecas. Pero, nuevamente, las instituciones la defraudaron. El feminicida fue absuelto por un tribunal a pesar de que él mismo había confesado el crimen y mostrado el lugar en el que quemó el cuerpo. Desde entonces, Escobedo se convirtió en símbolo. No solo habían matado a su hija, sino que permitían que su asesino siguiera libre.

Además de investigadora, ahora era una activista, una voz, un ejemplo de dignidad. Y siguió buscando al asesino mientras denunciaba la ausencia de justicia. Nunca llegó a verlo entre rejas. El 16 de diciembre de 2010, mientras mantenía un plantón frente al palacio de gobierno de Chihuahua, le dieron un balazo en la cabeza. A través de los videos caseros facilitados por sus allegados, en el documental también se pudo observar una faceta interesante y real: la de una madre que disfruta de lo cotidiano con su familia. En definitiva, como explica Pérez Osorio, una mujer “con una vida ordinaria” a la que las circunstancias la obligaron a convertirse en un ser excepcional. Y como ella, nos podría tocar a (serlo) todos.

No se busca revictimizarla, sino lanzar un mensaje más allá de lo desolador de la historia como uno de los objetivos, según palabras del director. Presentarla como lo que fue, una mujer “empoderada, luchona, que no tiene miedo a nada”. Ella causa admiración e inspiración, por lo que se buscó que contara su historia. Aunque puede llegar a ser un poco desesperanzador, uno de los objetivos era que el espectador “se meta en la piel” de Marisela a pesar del tiempo transcurrido. Y vaya que, después de mucho tiempo que salió (y la vi), pasó.  El resultado es humano, conmovedor, empático, e inspirador. Y se sobrepone a una historia que no tiene (lamentablemente) un final feliz.

Vemos a Marisela empoderada en una marcha clamando por la justicia en Juárez, o destrozada en los juzgados al constatar la absolución del feminicida. Y, nuevamente, en la calle, inagotable y digna, exigiendo a las autoridades que encierren al asesino de su hija. Y podemos pensar en las madres rastreadoras que buscan a sus familiares desaparecidos por toda la República o las que se plantan ante las instituciones para clamar por su desidia por las violaciones y los feminicidios, o las jóvenes que se cubren el rostro y denuncian, tomando un edificio público, que México es un país en el que la mitad de la población tiene un riesgo mayor solo por el hecho de nacer mujer.

La mayoría de feminicidas en nuestro país siguen libres o cumpliendo una pena verdaderamente baja por los crímenes que cometieron. El 97% de los feminicidios quedan impunes. Esa impunidad se acumula. Es un panorama desolador y el documental invita a la reflexión. Este debería ser uno de los puntos principales de la agenda nacional. No debería haber 10 asesinatos de mujeres al día. Así como este documental retrata una realidad violenta y desoladora, lo que busco en esta entrada es compartirles un reportaje que realicé sobre el tema.

Para Woldenberg, un punto importante es “la necesidad de hacer visible estos casos y la necesidad de pedir justicia, que está más latente que nunca”. “En las marchas de marzo (las protestas feministas previas a la declaración de la pandemia de Covid19), vimos algunas pancartas que tenían el nombre de Marisela. Ella se convirtió en un icono, sigue siendo un referente para el movimiento feminista”, dijo. Por este motivo, la productora ejecutiva esperaría que “Marisela se convierta en un referente. De no dejar que existan los crímenes y no dejar que sean impunes”.

Si deseas ver la mesa redonda sobre el documental completo, dale clic al siguiente video

Participantes: Alethia Fernández de la Reguera  | IIJ-LND, UNAM.  Carlos Pérez Osorio | Director del documental. 
Laura Woldenberg | Productora del documental. Enrique Díaz Álvarez | FCPyS, UNAM. Presenta: Jacobo Dayán.

Hablando no solo de la impunidad, el aumento de feminicidios durante la cuarentena también es un fenómeno real. Aunque esta pandemia existe desde hace años, la más conocida internacionalmente (el Covid-19) ha provocado un aumento de casos preocupante. Agradezco una vez más, a los creadores de este documental para inspirarme a escribir el siguiente reportaje. Por medio de entrevistas a especialistas sobre el tema, amén de investigación periodística que hice por mi cuenta, aquí está:


Aumentan feminicidios de mujeres y niñas 

desde la cuarentena


  Reportaje Final de María Fernanda Zavala Reynoso


"Marcha/Feminicidios' ' by victorfotomx is licensed with CC BY-ND 2.0. To view a copy of this license, visit https://creativecommons.org/licenses/by-nd/2.0/



Una pandemia más antigua que el Coronavirus


Desde el inicio de la cuarentena se ha observado un enorme incremento en la tasa de asesinatos femeninos de nuestro país. Las líneas de denuncia de violencia doméstica se encuentran cada vez más saturadas,mientras el número de casos que esperan justicia va en aumento. El año 2020 fue el año más mortífero para las mujeres desde que inició la cuarentena y desde que existen registros de este delito (2015), con un total de 967 feminicidios tipificados en todos sus estados según el informe de Causa en Común “Análisis de los Datos Disponibles de Incidencia Delictiva”. Esto sin contar los otros miles de casos que permanecen desconocidos por las víctimas que no pudieron alzar la voz. 


Según cifras del INEGI, se ha confirmado que cada día son asesinadas 10 mujeres, lo que equivale a una mujer asesinada cada 2 horas y media. Por otra parte, solo el el 26 %de los casos se investigan como feminicidio y el 97% de esos casos confirmados quedan impunes según la asociación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), convirtiendo a México en el segundo país con más femicidios e impunidad en el mundo con Brasil tomando en primer lugar. 

Entre el 2016 y el 2020, el número de víctimas de feminicidio (tipificados como tal) creció en un 130% según los datos del  Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Si contaramos los que se consideran homicidios dolosos, sería un total de 3 mil 752 mujeres asesinadas en el 2020. La abogada Dulzura Ruiz, quien ha gestionado numerosos casos de abuso, nos compartió por medio de una etrevista que a veces no se tipifican los feminicidios como tal debido a que el feminicidio requiere forzosamente probar que hubo una carga de desprecio hacia la mujer como móvil de la muerte y muchas veces es difícil de probar. Por esta razón, hay más casos registrados de homicidios dolosos.


"Podríamos pensar en un enfrentamiento entre grupos criminales y que una mujer y varios hombres pierdan la vida en ese evento, por ejemplo", dijo. "Estaríamos hablando de un homicidio y no un feminicidio, porque ella no fue privada de la vida a causa del desprecio que su agresor tenía por su género" aclaró. Según varios reportes del INEGI , en los casos de feminicidio registrados se prolongó el sufrimiento de la víctima antes de morir, al igual que implicó una la aplicación de la fuerza corporal para someterla


El año 2019 fue el año con más casos considerados como homicidios dolosos con un total de 3 mil 834 al igual que la más alta tasa registrada de impunidad a nivel nacional en un 89.6% según el Reporte de Impunidad en homicidio doloso y feminicidio en México





Cabe recalcar, que la mayoría de estos homicidios fueron perpetrados con armas de fuego, a diferencia de los feminicidios donde se utilizan en su mayoría armas blancas, asfixia, quemaduras, descuartizamiento y ahorcamiento en un 75% según el estudio “La violencia feminicida en México: aproximaciones y tendencias” de ONU Mujeres, Inmujeres y Conavim”. Según estos datos, 30 de cada 100 mujeres asesinadas mueren de esta forma. En el año 2020 hubo un aumento de estos métodos de casi 14% en relación con el primer trimestre del año 2019.


Aunque es cierto que el confinamiento ha hecho que el número de feminicidios aumente drásticamente desde marzo del 2020 hasta marzo del 2021, se trata de una pandemia que existía desde mucho, mucho antes. Tanto así, que La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera oficialmente desde el año 2013 a la violencia física y sexual contra las mujeres, como un problema grave de salud pública que afecta a más de un tercio de las mujeres en el mundo, refiriéndose a este como “un problema de salud global de proporciones epidémicas”


Por otra parte, según la Organización de las Naciones Unidas, al menos 6 de cada 10 mujeres mexicanas ha enfrentado o enfrentará mínimo un incidente de violencia en algun momento de su vida. A pesar de que se ha incentivado a conocer el impacto que esta tiene en la salud física y mental, al igual que la necesidad de proveer mejor información respecto este fenómeno para erradicarlo de raíz y otorgar una maor atención a la prevención, la impunidad hace que los esfuerzos de innumerables instituciones, comités y ONGs como el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio o el Comité institucional para la igualdad de género, sean en vano.


Desde que inició el confinamiento del Coronavirus, todos los estados se han topado con un importante incremento de esta otra pandemia, recibiendo el 2021 con cifras todavía más preocupantes: el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional  registró 67 feminicidios solo en el primer mes de 2021. Según la abogada Ruiz, la principal dificultad de sancionar el feminicidio desde tiempos remotos, es el hecho de que la Fiscalía no se ha comprometido como debería a realizar investigaciones mucho más serias y efectivas.


”Todo se reduce en un tema de ausencia probatoria que por lo general tiene como resultado, la impunidad de este delito”, declaró. El Código Penal Federal estipula que las penas mínimas y máximas por el delito de feminicidio son de 40 a 60 años en 11 estados del país, entre ellos está Jalisco al igual que Aguascalientes, Coahuila, Colima, Chiapas, Durango, Guerrero,  Nayarit, Nuevo León, Puebla y Tabasco. 





Jalisco, cuarto lugar por feminicidios a nivel nacional


Aunque en Jalisco tenemos el Centro de Justicia de la Mujer, que pretende brindar un apoyo integral –legal y psicológico– a las mujeres víctimas de delitos, según Dulzura Ruiz, falta muchísimo por capacitar al personal de todos los niveles para que verdaderamente podamos aspirar a su aplicación y las posibles víctimas se sientan atendidas como debe ser, incluyendo el ámbito legal. “Con que una víctima vaya sola al Centro de Justicia para las Mujeres podría ser suficiente para que se sienta revictimizada, juzgada y desanimada de continuar su proceso”, afirmó. 


En Jalisco se reportaron 68 feminicidios durante el 2020 según cifras del SESNSP, ocupando así el 4to lugar a nivel nacional en feminicidios. Por encima están Estado de México, Veracruz y Puebla como los más feminicidas. A pesar de que estamos casi a la mitad del año 2021, Jalisco sigue posicionado en ese lugar, siendo Marzo el mes con más feminicidios debido a la falta de políticas públicas e impunidad


El fiscal de Jalisco, Gerardo Octavio Solís Gómez, afirma que se han registrado 37 feminicidios solamente en lo que va del año 2021. De estos 37 casos registrados hasta el 3 de marzo del 2021, solo ha habido 5 detenidos.  Comparadas con las cifras del 2020, en tres meses se ha alcanzado poco más de la mitad del total de casos que alcanzó ese año.

Según los indicadores del gobierno de Jalisco y el “Monitoreo de Indicadores del Desarrollo de Jalisco” estas son las cifras oficiales:



Según el Reporte de Impunidad en homicidio doloso y feminicidio en México 2020, los estados con mayor impunidad fueron Guerrero, con el 93.8%, y Jalisco con el 86.7%.“Si verdaderamente pudiéramos lograr acción y educación colectiva, habría una baja en la tasa de feminicidios, independientemente de que nos encontremos en una pandemia o no”, indicó Faus. 


Por otro lado, considerando también los homicidios dolosos ocurridos hasta el mes de Marzo, según la Secretaría de Seguridad y Proteccion Ciudadana, Jalisco ocupa el 2do lugar a nivel nacional con un total de 282 casos. Por encima de este se encuentra Guanajuato con más de 400. Además, es importante mencionar que más de la mitad de este tipo de homicidios, se concentran en estos estados junto con Michoacán, el Estado de México, Baja California y Zacatecas. Consideremos que en el año 2020, año donde aparentemente más se veían más reflejadas las mortíferas consecuencias del confinamiento, Jalisco estaba ubicado en quinto lugar según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Esto quiere decir, que ha subido tres puntos en tan solo unos meses.


Es inevitable preguntarnos qué es lo que está ocasionando un crecimiento tan grande y tan rápido.  Ante esto último, Yolanda Faus Sotelo, psicóloga especializada en temas de maltrato familiar y prevención de violencia, nos compartió por medio de una entrevista que las medidas que debería tomar el gobierno entrante para minimizar este fenómeno son cada vez más pobres. Aunque se vean más instituciones de ayuda y más actualizaciones en cuanto las penas que antes, esto no quiere decir que se han realizado las acciones correctamente. “Más que (evidentemente) hacer justicia después del feminicidio, se trata de prevenirlo a toda costa para que se vea un cambio verdadero”, señaló. 


La psicóloga es consciente, como muchos de nosotros, que en México la “justicia” muchas veces no es justa. “Las penas deberían ser más severas y los casos deberían llevar el debido proceso para ser escuchados para que en efecto, se haga justicia en primer lugar”, dijo la especialista. 




El miedo que invade a las mujeres a ser la siguiente víctima es real. No solo en Jalisco, sino en toda latinoamérica. Según datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del primer trimestre de este año, en Jalisco siete de cada diez mujeres se sienten inseguras y en peligro al estar solas por la calle y espacios públicos. Por otra parte, según esta misma encuesta, los hombres se sienten más seguros que hace siete años, tendencia que no existe entre las mujeres las cuales les aterra ser secuestradas, maltratadas o abusadas. 


Por otra parte, el “Estudio-Diagnóstico Acoso Sexual y Otras Formas de Violencia Sexual en el Espacio Público: Municipio de Guadalajara” realizado por ONU Mujeres complementa esos datos exponiendo que de siete de cada diez mujeres, al 30.4% les han dicho palabras ofensivas o despectivas de carácter misógino respecto a ella o a las mujeres mientras transitaban en la zona.



Los feminicidios, los secuestros y la explotación son las más extremas manifestaciones de abuso y violencia por parte de los hombres hacia las mujeres. Pero es importante mencionar, que son  consecuencia de otros tipos de violencia previos: el más común suele ser violación, seguido de agresiones físicas, forcejeos de cualquier tipo (incluída la maternidad) o incluso mutilación genital.


Según la psicóloga Yolanda Faus, una mujer es más propensa a ser víctima de feminicidio y violencia de género cuando viene de una historia familiar en donde hubo maltratos y abusos, especialmente en la infancia. Sin embargo, considerando los casos de feminicidios registrados que se han dado a conocer, las circunstancias, los lugares, los métodos, etc., suelen variar mucho según la víctima. Lo que es un hecho, es que cada vez se ven más feminicidios en la vía pública y otros lugares distintos a sus viviendas según el estudio “La violencia feminicida en México: aproximaciones y tendencias” de ONU Mujeres, Inmujeres y Conavim”. 


Sea cual sea el caso, según Faus, los aspectos que por lo general tienen en común las mujeres que han sido víctimas de feminicidio específicamente en casa o dentro de un círculo social cercano, son una mala autoestima, la dificultad de poner límites, al igual que permiten muchas agresiones. La especialista Cristina Lima, psicóloga e investigadora especializada en temas de abuso, nos compartió en una entrevista que es común que se traspasan límites con estas mujeres, pues en muchos de estos casos, ellas no cuentan  con las herramientas necesarias –recursos económicos, psicológicos, red de apoyo, etc– para verdaderamente identificar la situación de peligro en la que están. La abogada Ruiz complementó este punto explicando también que “aunque es cierto que muchas mujeres mueren a manos de sus parejas, en muchas otras ni siquiera se ha podido determinar cuál fue la causa, sino el solo desprecio hacia su vida”. 


La psicóloga Faus afirma que en México en general, hay una fuerte tendencia en pensar que es más probable que la mujer esté exagerando a que esté diciendo la verdad, al igual que se minimizan incluso las marcas físicas más evidentes y fáciles de detectar, por lo que muchas mujeres optan a veces por no tomar acción. “Debería haber más sensibilización y concientización para que puedan atender estos casos de una manera eficaz y justa”, concluyó. No se trata sólo de evitar que los hombres ejerzan estas fuerzas contra las mujeres, sino que ellas también se sientan incentivadas a tomar acción por medio de recursos e información al alcance para solicitar el apoyo que necesitan.



Los infanticidios femeninos y la violencia doméstica como parte del problema


Desde que inició la cuarentena, se vio un drástico aumento no solo en los feminicidios, sino en infanticidios femeninos y violencia doméstica desde del primer trimestre del 2020 según el informe de la Red Nacional de Refugios con un aumento de violencia en un 39% . Volvamos a recordar que gran parte de los casos de feminicidio, tenían como antecedentes diversas demostraciones de violencia, por lo que no debemos considerar la violencia doméstica y desapariciones, ajenos al fenómeno. 



Según la Red por los Derechos de la Infancia, se registró un aumento de casi 7 millones de llamadas de emergencia por aumento de la violencia familiar a consecuencia del confinamiento. Según la red, el 46% de las hijas e hijos de las mujeres que pidieron apoyo fueron víctimas de violencias en sus propias casas durante el confinamiento, de las cuales 4 de cada 100 reportaron intentos de feminicidio. De acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), las hijas de mujeres víctimas de violencias familiares habían sufrido también agresiones que atentaban con su integridad física, psicológica y mental. Entre ellas, física en un 27.94 %, psicológica con 28.36 %, patrimonial con 21.24 %, trata infantil con 16.50 % y sexual con 5.65 %


“Aunque muchas de esas mujeres asesinadas fueron víctimas de robos o testigos de eventos delictivos al igual que muchos feminicidas son secuestradores y criminales, a veces la mayor amenaza para ellas y sus hijos están en sus propias casas con sus parejas, ex parejas y familiares”, indicó Faus. De acuerdo con el OCNF, de septiembre del 2020 a febrero del 2021, el 27 % de los agresores de las mujeres que solicitaron el apoyo de esta institución, tenían antecedentes penales. Además, el 29 % de ellos tenían en posesión armas de fuego y el 14 % contaba con vínculos militares o políticos.


Según Redim, en tan solo el primer trimestre del 2020 los feminicidios contra niñas y adolescentes, aumentaron en un 39% en comparación al mismo periodo del año 2019. Por otra parte, el titular de Redim, el activista Juan Martín Pérez García, dió a conocer en julio del año pasado otra cifra escalofriante: de cada 100 carpetas de investigación por estos crímenes, sólo tres alcanzan algún tipo de proceso o sentencia. Así, la coalición de 75 organizaciones civiles que conforman Redim, considera que con la omisión, las autoridades estatales y federales son responsables de la actual crisis de violencia contra niñas y adolescentes. 


Cristina Lima, afirma que 3 de cada 6 niñas son violentadas o abusadas de manera física, psicológica y/o mental sin importar su rubro social. Sin embargo, enfatiza que las que están en situación de calle son las más vulnerables, pues 9 de cada 10 son abusadas de forma física o sexual en algún momento de su vida, siendo más propensas también a ser víctimas de feminicidio. “Nadie las atiende ni las protege. Lamentablemente no hay mucha esperanza, pues en los albergues tampoco hay garantía de ser protegidas”, indicó también Lima. 



Según la abogada Ruiz, aproximadamente un tercio de los asuntos que se ventilan en los juzgados penales tienen que ver con violencia hacia las niñas y mujeres hablando no solo de feminicidios: esto incluye abuso sexual, violaciones, acoso laboral, entre otros. 


Tomemos como referencia los datos del “Panorama estadístico de la violencia contra las niñas, niños y adolescentes en México” emitido por la UNICEF en el año 2019: el 50% de los delitos cometidos de minoría de edad se relacionaron con actos que atentan contra su integridad física (homicidios, lesiones, abusos sexuales, violaciones, y patrimonial: robos simples o en la vía pública). Desde que inició la cuarentena ese número creció todavía más en el caso de las niñas pequeñas: uno de cada 10 feminicidios que ocurren al día, se trata de un infanticidio femenino. Por otro lado, según Redim, de 4 niñas que desaparecen al día, asesinan a 3



Consideremos que Jalisco está ubicado en primer lugar como el estado con más menores desaparecidos del país desde el año 2018, con Puebla en segundo lugar y Chihuahua en tercero. Según la Fundación FIND (Fundación Nacional de Niños Robados y Desaparecidos), nuestro estado tiene un total de 917 casos sin resolver.  Hablando de los casos resueltos en el estado desde el año 2010, las estadísticas de defunciones por homicidios disponibles en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señalan que de 184 asesinatos infantiles, 71 fueron niñas


“En Jalisco sólo hay apariencias. No se hace un trabajo que verdaderamente resuelva el problema, y es algo muy particular de esta entidad, porque en otros estados hay programas estables”, comentó la especialista Lima. Para poder hacer una labor que verdaderamente defienda tanto a las mujeres como a las niñas debe haber, además de la unidad de los distintos organismos, instituciones y gobierno, leyes que protejan realmente. “Además, replicar proyectos que puedan tener un mayor alcance y sobre todo que dejen un registro de lo que se trabajó para poder tener retroalimentación y así poder mejorar”, dijo Lima. 


“Para erradicar este fenómenos en México se debe de ver una suficiente financiación pero también mucha capacitación en todos los niveles” dijo la abogada Ruíz. Agregó que es muy común en Jalisco que se argumente sobre perspectiva de género en casos que no deberían tenerla al igual que hay muchos otros en donde no se argumenta como debería. “Debemos recordar además que la perspectiva de género no es únicamente para juzgar, es también para investigar, para la atención y servicio que se da a las víctimas, para el apoyo psicológico, etc”, finalizó.


“Hay información al respecto; lo que hace falta es una verdadera concientización y financiación por parte de nuestro gobierno. Deberíamos educar y prevenir; no intervenir cuando ya está el daño”, concluyó Faus.



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